Foto: Annemarie Heinrich Buenos Aires, Con todo mi amor a mis hijos y a mis nietas Alicia y Camila. Mi eterna gratitud a los tres. Gracias también a Johnny Lindley Taboada y a Jaime More por creer en mí y darme el apoyo sostenido necesario para mis conciertos, discos y viajes de investigación. Una mención especial a Alex Ciurlizza Maurer por su continua hospitalidad. Para finalizar, no quiero dejar de agradecer tanto a mis buenos amigos los abogados Sandro Fuentes Acurio y Dante Córdova, como al doctor Roberto Montalvo Man. Retrato del prestigioso artista Mariano Soyer de la Puente Foto de Enrique Moncloa Arias Schreiber. La gran expectativa creada en torno a su aparición en el panorama musical nacional se concretó al mes siguiente, cuando debutó a través de las ondas de Radio Nacional.
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I Salve, Brasil, mil veces! Nación hermosa y noble, hacia el Derecho vas ; en la aurora del asesinato, te vimos valerosa, irguiéndote a luchar. En un corcel de plata galopas I oh, Amazona I dó denial hay cielo hibernal. I A las armas I Convidan de rebato a la gloria. Marchítense las flores y que el rebaño duerma. Aunque galbanoso alargo, del trópico hasta el borne, mi delgado perfil, las joyas refulgentes que adornan mi garganta sé, en mis sueños, lucir. Cuando a mi sol de Mayo vió despuntar el mundo, azul el cielo fué ; y hoy se une, al de mis pampas, el viento revoltoso, filósofo y francés.
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Se ha formado sobre mi una aglomeración interestelar de dolor ambiguo. Necesito tiempo para reorganizar este caos que marina sobre mi. Estoy agotada. Y sigo girando,mientras me mareo:Estrella caníbal,ese es mi nombre. Stella va tomando conciencia y abre los ojos. Su cuerpo lirondo, pero vestido del olor del amor. Cada poro va despertandola.
Un viaje de novios : Versión para imprimir
Y a esta reflexión siguió una aim, que le hizo fruncir el entrecejo y contrajo sus labios con una sonrisa desdeñosa. Desprendíase de toda la persona de aquella niña dormida perfume inexplicable de pureza y frescura, un tufo de honradez que trascendía a leguas. Ocurriósele de pronto una hipótesis: acaso la viajera fuese una avoid inglesa o norteamericana, provista de rodrigón y paje con llevar en el bolsillo un revólver de acero de seis tiros. Se arrimó nuevamente entonces el viajero a los helados cristales, y se quedó así, inmóvil, abismado.