Enseñandole a ser una buena perra sumisa capitulo 1 Relato publicado originalmente en SexoSinTabues. Bien una vez explicado esto os contaré una de mis experiencias. Organicé una sesión para que mis sumis s se conocieran y a la vez pasar una noche excitante. Llamé por telefono a Salvador mi sumiso y le dije: -Hola Perro, mañana quiero que vayamos a cenar, vendra una sumisa, quiero que traigas tu coche y que la invitemos a cenar, tu seras nuestro chofer, y …… Le dí instruccines que después vereis. Lo mismo hice con Alisson mi nueva perra, le llamé por telf y le dí instruciones. Al dia siguiente en el lugar indicado alli estaba mi perro en el interior del coche esparandonos, salió del coche, para abrirme la puerta del copiloto y me metí en el coche. Mi mano derecha fue a parar a su paquete a la vez que me volteaba un poco mi cuerpo hacia el, para poder tocarlo mejor, acaricié su polla por encima del pantalón, comprobando si era cierto lo que me decia. Desabroché su pantalón vaquero y efectibamente esta depilada a excepción de su monte de venus, que me gusta que este recortado, sus huevos eran suaves lo mismo que su tronco.
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La mirada de mí hijo se clavó en mis tetas, mientras yo le iba hablando, sintiendo cómo mí concha me traicionaba, humedeciéndose al sentir los ojos de mí hijo en mis pezones, que se mostraban henchidos y duros por la excitación que me provocaba su lasciva mirada. En ese instante Mario se sacó la gallina, haciéndome que se la agarrara, a pesar de que intente resistirme. Mis dedos se cerraron solos, de faceta morbosa y obscena, sintiendo cómo latía aquella verga a cada caricia mía, parecía que mí mano no me obedecía, notando cómo empapaba los dedos de mí hijo con mis jugos, que no dejaba de soltar a cada instante, mientras yo le decía que no me tocara así. Cómo me aprietas los dedos de rico así Mi pequeño me agarró del pelo con fuerza sin dejar que respirara, con toda la polla metida en mí garganta, consiguiendo que tuviera arcadas al no poder respirar, aun que me la sacó unos instantes, y después de tomar una boqueada de aire, me la volvió a meter toda otra vez. Mario al ver cómo mí boca rozaba sus huevos, y me tragaba toda la polla se excitó cómo un beast.