LA SUMISA EN MÍ

Y se le acercó para hacerle fiestas y gestos agradables. Pero el niño, espantado, forcejeaba al acariciarlo la pobre mujer decrépita, llenando la casa con sus aullidos. Una vela chica, temblorosa en el horizonte, imitadora, en su pequeñez y aislamiento, de mi existencia irremediable, melodía monótona de la marejada, todo eso que piensa por mí, o yo por ello -ya que en la grandeza de la divagación el yo presto se pierde-; piensa, digo, pero musical y pintorescamente, sin argucias, sin silogismos, sin deducciones. Tales pensamientos, no obstante, ya salgan de mí, ya surjan de las cosas, presto cobran demasiada intensidad. La energía en el placer crea malestar y sufrimiento positivo. Y ahora la profundidad del cielo me consterna; me exaspera su limpidez. El estudio de la belleza es un duelo en que el artista da gritos de terror antes de caer vencido. El asno, sin ver al gracioso, siguió corriendo con celo hacia donde le llamaba el deber. Toma en ella el alma un baño de pereza aromado de pesar y de deseo.

Busco sumisa - 467308

Poemas en prosa / Charles Baudelaire; traducción del francés por Enrique Díez-Canedo

Comencé chatear con varios chicos a la vez hasta que uno despertó mi curiosidad. Sus preguntas no fueron las misma de siempre me estaba cautivando con lo que escribía. La sumisa en mí se estaba adueñando y me asustó un poco ya que no sabía cuan latente estaba en mí. Con él me fui envolviendo al punto que estaba dispuesta a ser su sumisa y solo de él. Estaba decidida a ser sometida a sus placeres, perversidad y morbo. El tiempo iba pasando y mi curiosidad iba en aumento. Empecé a comprar diferente juguetes sexuales al gemelo que lencería sexy. Él mantenía mi curiosidad latente así que hice lo inesperado fui a visitarlo en mis vacaciones.

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